El planteo formal se estructura en función del manejo de dos pieles según su orientación. Estas pieles son versátiles y cambiantes en el transcurso del día.

Una primer piel conformada por antepecho de hormigón visto pintado y cristal serigrafiado, que oficia de baranda; sumado a toldos micro-perforados en diferentes tonalidades, situados en puntos clave como fachadas oeste y norte. Estos toldos, por su materialidad, aportan protección térmica y lumínica sin obstruir las magníficas vistas del lugar y creando un sutil velo de intimidad.

Una segunda piel gris, conformada por aberturas, paños fijos, cristales y cortinas de enrollar. En ésta las aberturas corredizas integran o separan los espacios exteriores de los interiores, y las cortinas de enrollar garantizan la total oscuridad de los ambientes.

Todos estos componentes arquitectónicos necesarios le dan al edificio una fuerte imagen contemporánea, plástica y cambiante.

Al momento de definir los accesos, vehicular y peatonal, decidimos hacerlos sobre la calle Joaquín Núñez, al estar ésta más protegida de los vientos dominantes, y poder así también jerarquizar y dotar con espacios ajardinados de contemplación, los amenities en planta baja vinculados al retiro sobre la rambla.

Buscamos con el diseño de esta tercer fachada orientada al norte, enriquecer esta singular y hermosa esquina de la rambla de Punta Carretas, manejando criterios de iluminación nocturna que logran destacar la continuidad de sus balcones blancos, de abajo hacia arriba, y la versatilidad de las transparencias y reflejos que nos brindan sus deferentes pieles.