La propuesta pretende enfatizar, valorizar al máximo la calidad de los jardines circundantes, generando volúmenes conceptualmente permeables, mediante dos estrategias básicas.

La primera, eleva los volúmenes con el fin de lograr un continuo fluir espacial en una gran plaza abierta de acceso, a modo de atrio exterior, con el objetivo de ser un espacio de encuentro por excelencia y permitir al peatón el pleno disfrute de la presencia del verde.
La segunda estrategia se materializa en la arquitectura de sus envolventes.

El volumen del Aulario se concibe como plano vidriado, que abarca el ancho total del predio y busca, a través del reflejo, poner en valor la imagen del Castillo Soneira y de su entorno. Su vocación no es competir ni subordinarse, sino ser un encuadre, un respaldo neutro para potenciarlo, dialogando a través del juego de luces y sombras, transparencias y reflejos, pasado y presente.

AULARIO

El volumen del aulario, que oficia de marco neutro al castillo y lo pone en valor a través del reflejo de su volumetría y sus jardines, ocupa el ancho total del predio y tiene en su planta baja el acceso peatonal desde una plaza cubierta, a modo de gran atrio.

Es a partir de esta planta baja que se accede a los halles tanto del aulario como del polideportivo, y contiene el auditorio principal y los espacios comunes de carácter más públicos del complejo.

Las aulas se organizan en los niveles superiores y se acceda a ellas mediante un gran espacio central integrador en triple altura, con iluminación cenital y doble corredor, que enfatiza en los usuarios el sentido de pertenencia, creando así el corazón del proyecto.

En el primer piso, coincidiendo con la plaza cubierta y jerarquizado por una inflexión formal en la piel vidriada, se ubica la biblioteca, como espacio de lectura, singular y representativo del complejo educativo.

Sus fachadas se conciben siguiendo parámetros de diseño eficiente según su orientación. La Este, con su doble piel vidriada a modo de fachada ventilada.
La Oeste, con una segunda piel de malla calada, mitiga el asoleamiento y controla la iluminación interna, permitiendo además el paso del aire para ventilar naturalmente el interior.

POLIDEPORTIVO

Por el acceso peatonal del complejo se llega a la plaza cubierta desde donde se accede casi “naturalmente” al Polideportivo, a través de una estructura de dos rampas paralelas.
Una que baja, acompañando la topografía del terreno, a la Piscina semi-olímpica apoyada sobre la tierra. Y otra que sube a la Cancha Multideportiva a modo de paseo, desde donde se aprecia el jardín y la Cancha de Fútbol abierta, que espacialmente es una continuación del Jardín Botánico del Prado.

Esta simple estructura circulatoria, accesible para personas con discapacidad, contiene en su nivel inferior, que coincide con el nivel natural del terreno, espacios de recreación que propician esa relación interior-exterior tan sugerente y buscada en este tipo de programas.

Con respecto a la envolvente, se proyectó hacia el Norte una malla metálica perforada y tensada, que funciona a modo de parasol. Tanto en verano como en invierno, la malla metálica permite un adecuado control lumínico y térmico, frena la radiación solar incidente, y evita el encandilamiento mediante el pasaje de la luz tamizada a través del velo microperforado.
Permite además la circulación del aire que ingresa al nivel de la cancha, con aberturas móviles superiores, al igual que en la fachada Sur, para generar una ventilación cruzada, el ingreso de aire fresco en verano, y la salida de aire viciado en invierno y verano.